Invertir en la salud Visual de las mujeres puede acelerar el progreso para todos

Escrito el 28/05/2024
Judith Marcano Williams. Jefe de Abogacía y Alianzas – Américas



Fundación OneSight EssilorLuxottica Foundation

Las mujeres y las niñas se enfrentan a muchos desafíos sociales y a desventajas pronunciadas relacionadas con la salud, la educación y el empleo, lo que conduce a las desigualdades socioeconómicas y a la pobreza. Cuando profundizamos en los desafíos de salud visual que enfrentan las mujeres y las niñas en este Día Internacional de la Mujer, la evidencia muestra que existe la necesidad de:

Invertir en el acceso

Existe una brecha significativa en el acceso a la atención ocular para las mujeres y las niñas en todo el mundo. De los 1.100 millones de personas que viven con discapacidad visual y pérdida de visión en todo el mundo, el 55% son mujeres y niñas, muchas de las cuales viven en comunidades rurales y vulnerables de economías en desarrollo que sufren problemas de visión que podrían haberse tratado o prevenido.

En algunas comunidades remotas, el acceso a la atención ocular solo está disponible a través de los programas escolares de salud visual. Según el programa de Educación de las Niñas de UNICEF, 129 millones de niñas no asisten a la escuela en la actualidad, lo que reduce el acceso a la atención preventiva para detectar problemas comunes de visión. Estos problemas se pueden tratar con un simple par de anteojos, en muchos casos, reduciendo así el deterioro de la visión y la ceguera.  Las niñas con discapacidad visual o pérdida de visión también tienen más probabilidades de no asistir a la escuela y menos probabilidades de completar la educación secundaria, lo que las lleva, de manera desproporcionada, a desventajas como el desempleo y la pobreza.

Invertir en igualdad

Es necesario involucrar a las mujeres y las niñas en defender sus derechos, incluido el acceso a una atenciónvisual de calidad. A pesar de que muchas mujeres ocupan la mayor parte del personal sanitario (el 70% son enfermeras, trabajadoras comunitarias de salud y funcionarias de promoción de la salud), tienen un conocimiento valioso de sus comunidades y comprenden la necesidad de los servicios de salud ocular, con frecuencia no participan en la toma de decisiones ni en el liderazgo.     Muchas son mujeres rurales que se ganan la vida en economías informales sin cobertura de seguro médico y se abstienen de priorizar su propia salud ocular y buscar servicios o tratamientos de atención visual.

Empoderar a las mujeres y las niñas con habilidades de abogacía o gestión y promoción en salud visual puede ayudar a influir en las políticas y regulaciones dentro de los sistemas de salud, derribando las barreras y los estigmas que afectan la inclusión de las mujeres y las niñas en la salud ocular y haciéndolas menos vulnerables a la pobreza.

Invertir en sensibilización y educación

Las mujeres tienen un mayor riesgo de tener mala visión debido a una mayor esperanza de vida y a factores socioeconómicos, culturales y biológicos. Invertir en la concienciación y la educación sobre la importancia de una buena visión a través de la promoción de la salud ocular y el desarrollo de mejores políticas y programas para satisfacer las necesidades y los desafíos pueden contribuir a un acceso equitativo, reduciendo las disparidades en sus comunidades.

Mejorar el acceso a la salud visual, empoderar a las mujeres y las niñas y crear conciencia promoverá la equidad de género y ayudará a garantizar la protección de sus derechos humanos fundamentales, al tiempo que acelerará el progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible(ODS) para el 2030.